Una maestra orgullosa de su profesión...
Por: Kariño Matusita
Publicado en Facebook
He leído multiplicidad de comentarios: que si los maestros ganamos mucho, que si nuestras prestaciones son incalculables, que sólo trabajamos 5 horas o menos, que si somos flojos, vándalos, que si nuestras vacaciones, etc. Bueno, lo que van a leer, es sólo para ponerlos en contexto. Algunos ya lo saben, así que les pido que me ayuden a compartir el mensaje, otros, tal vez, no conozca nuestra realidad o la conocen a medias.
Durante algún tiempo, me he desempeñado en una de las labores más maravillosas que puedan existir, esta: la de profesora, y he recibido grandes satisfacciones.
Los "maistros flojos" como yo, salimos a las 12:30 de clase, sin embargo, no es la hora en que nos retiramos de la escuela, no quedamos más tiempo porque entre otras cosas hay que atender a los padres de familia o esperar que los niños terminen sus actividades. Después de la jornada laboral, nos llevamos el trabajo a casa, planeamos nuestras actividades los fines de semana, y la revisión es diaria de esa planeación -por las tardes, en cualquier momento-. Atendemos a los llamados de nuestro director o supervisor a cualquier hora en cualquier momento, sin importar si estas en otra actividad con tu familia o si es un día de "descanso". Los que son padres, se pierden los festivales y eventos de sus hijos, por el simple hecho de ser un "maestro flojazo". Yo, como hija, no tuve la oportunidad de que mi padre me viera desfilar, bailar o declamar porque tenía que cumplir con su obligación como maestro.
No me malinterpreten, no me estoy quejando. Recibimos mucho, pero no tanto como los otros dicen; al final del día, no me queda el derecho ni siquiera de enfermarme, porque tengo una obligacion que cumplir, y porque muchos han creído que somos máquinas que no podemos fallar.
A muchos se les ha olvidado que somos seres humanos, que merecemos, al igual que los demás ser respetados y escuchados, como cualquier otro.
Es tanta nuestra frustración, que tal parece que nos hemos convertido en esos niños que ante los oídos sordos de sus padres, tienen, como única manera de ser atendidos los gritos y los llantos; nosotros hemos decido salir a las calles a defender la dignidad, ni más ni menos.
El gobierno, a través de la SEP, se ha encargado de denostarnos, de hacerles creer a muchos que TODOS merecemos ser sancionados mediante una evaluación que nada tiene que ver con nuestros retos enfrentados día con día. No se confundan, los maestros no estamos en contra de ser evaluados, pero sí estamos renuentes a esta. Esta, que sólo examina, descalifica y clasifica. Pugnamos por una verdadera evaluación, que implique el reconocimiento de nuestra labor, una que nos dignifique y que nos lleve a mejorar, que no solo conduzca al despido.
Sí, hoy me preocupa poder quedarme sin trabajo, pero lo más preocupante es que muchos aún sigan creyendo que al gobierno en realidad le interesa mejorar el proceso educativo. Quienes hemos vivido las carencias en nuestra profesión, sabemos que lo que dicen allá arriba, no tiene relación con lo que a diario nos enfrentamos en las aulas.
Por eso y otras cosas más, seguiré defendiendo mi postura y la de muchos compañeros más...
Atte.
Una maestra orgullosa de su profesión...
¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!